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sexta-feira, 14 de junho de 2013

VELÓDROMO LUIZ CARLOS GALÁN EN COLOMBIA SE CAE A PEDAZOS


Velódromo Luis Carlos Galán se cae a pedazos

Imagen - Velódromo Luis Carlos Galán se cae a pedazos
Pocos colombianos recuerdan el reconocimiento mundial que alcanzó a tener el país en 1995 por cuenta del ciclismo, cuando Colombia fue la sede del campeonato Mundial de esa disciplina.
En aquel momento, el país causó revuelo por completar en tiempo récord la construcción de uno de los velódromos más rápidos del mundo, el Velódromo Luis Carlos Galán.  Más de 1.500 pedalistas y representantes de más de 70 países nos visitaron con la ilusión de lograr alguna de las preseas que se disputaron en 12 categorías. Fue la última vez que se celebraron en un mismo país sede los Mundiales de Ciclismo de Pista y de Ruta.
Hoy, el Velódromo Luis Carlos Galán se cae a pedazos. La pista sobre la que rodaron campeones y medallistas olímpicos está llena de fisuras y sobresaltos que hacen imposible competir sobre su superficie, no queda nada del brillante escenario que enorgulleció al país 17 años atrás.
Según los entrenadores que preparan a los jóvenes ciclistas que llegan al Luis Carlos Galán, la pista no ha recibido mantenimiento desde su inauguración y, en cambio, ha sufrido el inclemente paso de los años, sin que hasta el momento se hayan tomado medidas serias para su sostenimiento.
En la pista se observan grietas que hacen que el trabajo de los pedalistas se torne riesgoso, teniendo en cuenta que las velocidades promedio de los competidores pueden llegar a más de 80km/h en las pruebas contra-reloj. A esta velocidad, según explican los entrenadores, una pequeña hendidura en la pista podría generar un accidente grave, por ello el trabajo de preparación para los deportistas se tiene que hacer con velocidades moderadas y siguiendo trazados que permanentemente esquivan huecos y grietas para evitar pinchazos y caídas.
Las losas de desagüe que acompañan silenciosamente el recorrido del ciclista, se deterioraron hasta romperse, así que sólo han quedado allí los espacios entre una y otra que se convierten en un obstáculo más que deben sortear los practicantes.  
El espacio protagónico de las pruebas para el Campeonato de 1.995 contaba con un anemómetro, instrumento que mide la dirección y la fuerza del viento, sin embargo, nadie sabe de su paradero, de tal manera que los deportistas se tienen que valer de su intuición para medir el impacto del viento sobre su práctica.
“Con esta pista los ciclistas pierden rendimiento y marcan tiempos que no son justos con los estándares internacionales y les dan una visión sesgada de su desempeño”, señala uno de los entrenadores que pide la reserva de su identidad.
Las zonas comunes o de traslado, donde se ubican los accesos, las salidas, pasillos, escaleras, dependencias, y otros servicios no se salvan del abandono.  Las paredes han sido consumidas por la humedad, y lo que en algún momento fue blanco hoy es decorado por el musgo que han dejado las inundaciones.
Sótanos, bodegas, y pasillos permanecen anegados, y se oxidaron las pocas bicicletas que esperaban silentes una oportunidad para salir a la pista.  Los baños están a punto de ser clausurados por antihigiénicas y las duchas hoy son apenas un vago recuerdo.
El “coloso escenario” como se refieren al Velódromo Luis Carlos Galán en la página del Instituto Distrital de Recreación y Deporte, está agonizando.
En estos días, en los que en torno a 8 medallas olímpicas todos los colombianos celebramos, vale la pena recordar el camino que con dificultad recorren nuestros deportistas para arañar a las potencias deportivas y colgarse una medalla para regresar al país de sueños y velódromos quebrantados.
Enrique Richardson, diseñador del majestuoso escenario, y de otros tantos en Venezuela, Bolivia, y República Dominicana; sufriría al ver el estado actual de su obra.